09/05/2023
(Foto tomada del libro "Nerve Surgery", Dra. Susan E. Mackinnon)
Con frecuencia, el cirujano plástico trata las lesiones de los nervios periféricos, las cuales abarcan desde las simples contusiones nerviosas (neuropraxia) hasta las secciones completas (neurotmesis). Mientras que, en el primer caso la indicación es el tratamiento conservador, en las lesiones más severas es precisa una reparación quirúrgica. El objetivo es la recuperación completa del flujo axonal y de la función motora o sensitiva dependientes del nervio lesionado.
En secciones netas, sin pérdida de sustancia nerviosa, es posible la sutura de los dos cabos del nervio (neurorrafia), permitiendo la regeneración de este a un ritmo aproximado de 1 mm diario (de hasta 3 mm diarios en niños).
Si la lesión asocia pérdida de sustancia nerviosa no será posible realizar una sutura directa, siendo preciso recurrir a otros procedimientos. Habitualmente, se suele interponer un injerto nervioso entre ambos cabos o, en ocasiones, un material adecuado (injerto venoso, tubo de colágeno, etc.). Con menos frecuencia, será necesario llevar a cabo transposiciones nerviosas (neurotizaciones), es decir, transferencias de un nervio sano cuya función sea “prescindible” sin grandes secuelas, sobre el cabo distal de un nervio seccionado cuya función sea más importante.
El pronóstico de estas lesiones depende de múltiples factores, entre ellos, su mecanismo causal (contusión, atrapamiento, sección,...), localización (las lesiones proximales presentan un peor pronóstico que las distales), grupo muscular o territorio sensitivo dependientes del nervio dañado, etc., por lo que debe individualizarse para cada paciente la opción terapéutica más adecuada de entre todas las posibles.